Por Rocío Pastor Eugenio.
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales ha demostrado que en los últimos 11 meses, el ritmo de destrucción de la Amazonia ha aumentado un 34%. De hecho, en un mes se han devastado 313 kilómetros cuadrados de selva en la Amazonia brasileña.
Más de la mitad de los 8,5 millones de kilómetros cuadrados de Brasil están cubiertos de selva y bosques, la mayor parte en el área amazónica. De ello, 1,7 millones de kilómetros cuadrados están protegidos por la ley, y el resto está en manos privadas.
Por eso debe prestare atención a la doble polémica del Gobierno de Brasil, una sobre la construcción de la central hidroeléctrica de Belo Monte, en el río Xingu, llamada a ser la tercera mayor del mundo. Y la segunda sobre la construcción de Complejo de Tapajós, un conjunto de seis hidroeléctricas que recorrerá el valle de los ríos Tapajós y Jamanxim, en el estado de Pará, una región que alberga el mayor conjunto de áreas protegidas de todo Brasil.
El problema es que Dila Rousseff no aclara cuál es la verdadera situación, puede que así gane tiempo, pero la realidad es que mientras se compromete a conservar el medio ambiente anuncia que inundará 200.000 hectáreas de selva y que tiene como proyecto inmediato reducir el área de tres unidades de conservación, entre ellas el Parque de la Amazonía, el más antiguo de la región. Así la Amazonía perdería cerca de 80.000 hectáreas de sus áreas protegidas naturales.
Y es que está claro que la política de la presidenta para conseguir que su país esté entre los emergentes, lleva el capitalismo como bandera. Según las últimas informaciones del Instituto Socio-ambiental: “Para desarrollar la construcción del Complejo Tapajós, el Gobierno Federal de Brasil ha decidido reducir el tamaño de cinco Unidades de Conservación en la cuenca del río Tapajós afectando a 27.500 hectáreas de los Bosques Nacionales Itaituba I y II y el área de protección ambiental del Tapajós”. Es importante saber que éste complejo prioriza los beneficios económicos por encima de los derechos del ser humano y del medio ambiente tanto local como global.
Pero la deforestación masiva no es lo único preocupante. Estamos ante un círculo vicioso, la Tierra necesita árboles para crear oxigeno por lo que al destruirlos, Brasil se ha convertido en uno de los mayores emisores de CO2.
Una investigación del Instituto Catalán de Ciencias del Clima ha revelado que las represas hidroeléctricas contribuyen al cambio climático. El proceso se produce porque en el fondo de los embalses que se encuentran en áreas tropicales se acumula vegetación muerta, que al descomponerse genera una emisión de metano que sale a la superficie, de las que 18 millones de toneladas de metano (efecto invernadero) son generadas por los 186.500 km cuadrados de agua embalsada en la zona tropical.
El futuro de la Amazonía está en nuestras manos y debemos comenzar a alzarlas. Citando a Aminata Traoré: “La verdadera globalización llegará el día que seamos capaces de decir YO pensando en NOSOTROS”.
2 comentarios
Estaba leyendo tus artículos cuando de pronto me he topado con la fotografía que ilustra éste, he sentido dolor, impotencia y una pregunta me martillea la mente…y los indígenas que habitaban ahí, donde están?
que pena que nos estemos cargando ese paraíso…